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Autoreferencia

Una de las obras arquitectónicas más importantes acometidas en la península ibérica a finales del siglo XIX fue la vía férrea que unía Salamanca con Oporto. El reto que supuso superar las dificultades orográficas de la zona de las Arribes del Duero dio al resultado (una vía con 13 puentes de hierro y 20 túneles cavados en la roca) una resonancia internacional que no había conocido ningún otro proyecto ferroviario en España o Portugal hasta ese momento.

La línea conectaba Portugal con Europa, era fundamental para el desarrollo económico de la provincia de Salamanca, pero sobretodo de Oporto; ciudad portuaria a la que urgía establecer una vía de comunicación terrestre fluida para hacer circular sus mercancías en el continente. La construcción supuso una importante inversión para ambos gobiernos y el capital privado de la ciudad de Oporto, y se inició con grandes expectativas.

Se empleó a más de 20.000 personas, y muchas de ellas se trasladaron a la zona desde lugares lejanos de la península junto a sus familias. Pero la construcción estuvo llena de problemas y retrasos; un número significativo de trabajadores, difícil de determinar aunque hay investigaciones al respecto, murieron en accidentes de trabajo, y se produjeron varias epidemias debido a las inclemencias del tiempo y el estado de las improvisadas viviendas donde se habían alojado las familias.

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Cuando se inauguró oficialmente, en 1887, el resultado faraónico rivalizaba con las grandes obras de la ingeniería civil de la época en Europa y Estados unidos. Pero el proyecto nunca fue un éxito, económicamente el fracaso fue mayúsculo desde el principio. Ya en diciembre de 1889, apenas 2 años después de su inauguración, la compañía que había construido la línea se ve obligada a refundarse y cambiar de nombre para refinanciar sus activos y no quebrar. Con la entrada del siglo XX la situación mejora ligeramente y la línea se consolida como la principal vía de comunicación entre Francia y el norte de Portugal. El recorrido más icónico de aquellos ferrocarriles de vapor era Oporto-Madrid-París. Sin embargo, a partir de la década de los 30, va decayendo en importancia paulatinamente en un proceso continuo de pérdida de pasajeros, lo que la convierte con el tiempo en una inversión demasiado onerosa para RENFE (que había pasado a ser la propietaria de la vía en la nacionalización de 1941). Décadas más tarde, con el uso generalizado del coche, el avión y otros medios de transporte, el tramo entre La fuente de San Esteban y Barca de Alva sobrevive prestando exclusivamente un servicio local entre ambas poblaciones con un tren diésel. Finalmente, en septiembre de 1984, el gobierno español decide cerrar la línea y el último viaje del tren se produce el 31 de diciembre del mismo año.

A partir de aquí, la vía abandonada es invadida por la naturaleza. A principios del siglo XXI el tramo final, con numerosos puentes y túneles junto al cañón del río Águeda, se convierte en reclamo obligado para los excursionistas amantes del vértigo. La ruta, conocida popularmente como la Vía del Hierro, se hace famosa entre los senderistas, hasta que hace pocos años la diputación de Salamanca y RENFE llegan a un acuerdo que permite rehabilitar los tramos más peligrosos y hacerlos accesibles al público general, dando como resultado el Camino del Hierro que hoy en día es uno de los principales reclamos turísticos de toda la provincia de Salamanca.

Pero antes de La Fregeneda, donde se inicia el vertiginoso recorrido del cañón del río Águeda, existen más de 50 kilómetros de vía rodeados de inmensas dehesas, encinares, robledales, ríos, castros antiguos, dólmenes, grabados rupestres y toda una gama de bellezas naturales. Un territorio que solo conocen los que han nacido allí, que permanece fuera de los grandes circuitos turísticos.

La zona es una de las que en España ha sufrido más los efectos de la despoblación. Todo lo que encierra el concepto “España vaciada” se puede encontrar en ella. Evidentemente no es este el lugar para ahondar en el problema, pero desde luego es el primero y principal de los retos que enfrentamos, y por tanto debe entenderse que todas las propuestas que vamos a hacer en adelante tienen como telón de fondo esta realidad. Esperamos que nuestro proyecto pueda formar parte, a medio-largo plazo, de una red de colaboración que comience a llamar la atención sobre la zona Oeste de la provincia de Salamanca como un destino atractivo por conocer, esperando que ello tenga un impacto económico y social que a largo plazo contribuya al nacimiento del germen que comience a revertir la tendencia al olvido que ha acompañado a la región desde hace décadas.

La vía férrea abandonada es al mismo tiempo símbolo y síntoma de este problema profundo. Obviamente, no tenemos una solución mágica que ofrecer, y mucho menos después de la pandemia que hemos sufrido los últimos 2 años. Pero si creemos que la coyuntura actual es por su naturaleza un momento ideal para comenzar a sentar las bases de una forma diferente de imaginar y repensar el territorio.

La propuesta se puede concretar en lo siguiente: Crear una red de caminos naturales que una las antiguas estaciones de la vía de tren con los pueblos de la zona, pasando por dehesas, ríos, puentes, castros antiguos y demás puntos singulares de las comarcas de Abadengo, Arribes y Campo Charro; desde La Fuente de San Esteban hasta La Fregeneda.

Utilizaremos los caminos públicos ya trazados, evitando así cualquier intervención invasiva en el medio natural, dándole a cada ruta un nombre y una señalización. Y crearemos intervenciones artísticas utilizando los elementos ya existentes (restos abandonados de la vía, etc.) para hacer de los recorridos una experiencia única y diferente con respecto a las redes de caminos convencionales. Siguiendo la estela de iniciativas parecidas que han surgido en Europa en los últimos años, como por ejemplo el proyecto liderado por Juanvi Sánchez y A Mano Cultura en la Sierra de Francia, que conocemos por experiencia directa.

Para ello contamos con la participación de un grupo de artistas locales que trabajan habitualmente con intervenciones en espacios abandonados, y esperamos en un futuro muy próximo establecer un programa de intercambio que nos permita invitar artistas internacionales a colaborar con el proyecto.

Como indicamos más arriba la red de caminos abarca los territorios históricos del Abadengo, con parte del Campo Charro por un lado y de las Arribes del Duero por el otro. Siempre dentro de la cuenca del Duero, atravesando los ríos Yeltes, Huebra, Águeda y Camaces.

Las poblaciones conectadas son:

  • La Fuente de San Esteban
  • Retortillo
  • Boada
  • Villares de Yeltes
  • Villavieja de Yeltes
  • Bogajo
  • Fuenteliante
  • Olmedo de Camaces
  • Lumbrales
  • Hinojosa de Duero
  • Y La Fregeneda
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Este es el núcleo principal, pero también pensamos que la red podría llegar en un segundo desarrollo a poblaciones como San Felices de los Gallegos, Ahigal de los Aceiteros, Sobradillo, Bañóbarez, Cerralbo, Bermellar, Saldeana, Yecla de Yeltes, Pozos de Hinojo y El Cubo de Don Sancho entre otras.

Las rutas tendrán como punto de partida los pueblos y sus estaciones de tren abandonadas, que deberán ser acondicionadas mínimamente ya que algunas de ellas se encuentran en peligro de derrumbe. Como puntos de especial interés tenemos los 3 puentes de hierro que existen entre La Fuente de San Esteban y La Fregeneda, las fantásticas dehesas que nos acompañarán gran parte del camino, saltos de agua como el Cachón de Camaces, el Balneario de Retortillo, los restos arqueológicos documentados de la zona: el Castro de las Merchanas, el Castro de Yecla la vieja, el Castro de El Castillo, el Castillo de Malgarrida y el dolmen de la Navalito entre otros y los puentes de piedra de los ríos Huebra y Yeltes.

Diseñaremos un sistema de señalización con un imagotipo original, y en cada ruta deberían colocarse por lo menos 2 paneles que sirvan de guía para los visitantes.

Pero lo que dará originalidad a la red serán las intervenciones artísticas, pensadas desde y para el terreno, focalizadas en un diálogo íntimo con el medio.

Para la realización siempre tomaremos en cuenta un criterio básico; el aprovechamiento de materiales y elementos ya existentes en el lugar.

Las intervenciones estarán ubicadas en puntos estratégicos del camino; las estaciones abandonadas, puntos curiosos de la vía férrea, casetas abandonadas, cruces de caminos, cruces de ríos o cambios de vertiente, etc. intentando que sean además de una experiencia estética también una guía para seguir adelante.

Queremos que la interacción con el entorno sea fundamental para elaborar las propuestas de intervención. Lo interesante será ver como cada artista invitado establece un diálogo estético con el entorno.  Por ello vamos a generar un sistema de residencia artística que esperamos convierta en una experiencia vital enriquecedora el hecho de participar en el proyecto.

Imagina Walden Cero
es sencillo
sólo tienes que caminar
un poco
entre encinares
y ríos
atravesando una vía de tren abandonada
puentes de hierro
pueblos del Abadengo,
paisajes
donde el tiempo a veces parece haber perdido
el norte.
La asociación vía oeste quiere volver a estos
antiguos caminos
puedes venir con nosotros
a descubrirlo.